Valor o cobardía

"LAS CUATRO PLUMAS"
Aprovechando su reciente pase por televisión, he querido revisionar este clásico del Cine de Aventuras, y que fue una de las películas de mi infancia. A pesar de que apenas la recordaba, he de confesar que ha sido toda una sorpresa ver como ciertas escenas seguían intactas en mi memoria y totalmente frescas como si las hubiera visto ayer, y relamente fue hace más de 20 años... (paréntesis para asimilar que ha pasado tanto tiempo).

Dirigida en 1939 por Zoltan Korda, y basada en la novela homónima de A. E. W. Mason, se trata de la versión más famosa de cuantas se hicieron. En ella se narra cómo en la Inglaterra de 1885, en una sociedad marcada por el honor militar, un hombre que abandona el ejército, recibe cuatro plumas por parte de sus amigos, como símbolo de que lo consideran un cobarde. Herido en su orgullo, decidirá devolver cada una de las plumas a sus respectivos dueños, no sin antes demostrar su valía en el campo de batalla.

Bien diferenciada en dos partes, la primera se centra en los personajes, para que los conozcamos, es casi intimista y logra que cada personaje quede perfectamente dibujado y caracterizado, con todas sus motivaciones, para que en la segunda mitad, más espectacular, el espectador al estar ya identificado con esos personajes, los acompañe en sus aventuras, que son varias y no muy agradables.

Los actores están todos en su sitio, muy convincentes, sobre todo los dos principales, John Clemens y Ralph Richardson que a pesar de ser amigos y compañeros eternos, son rivales en el amor de una mujer. ambién sale algún secundario entrañable como C. Aubrey Smith, como patriarca de familia, y que en las cenas cuenta simpáticas batallitas de cuando él estaba en el ejército.

En el aspecto espectacular, la filmación de las batallas es ejemplar, y para una época en la que no había efectos digitales, las escenas de masas son increíbles, llegando a sorprender la enorme cantidad de gente que llega a verse en algunos planos. Evidentemente, esto es mucho mejor que las exageraciones que hacen actualmente en algunas películas épicas.

Extraordinariamente fotografiada en color, es un perfecto ejmplo de buena narración y ritmo, y a pesar de cierta rigidez en la escena (Korda mueve la cámara sólo lo justo y en determinadas secuencias), es una película para disfrutar como un niño de principio a fin y en todo su esplendor. Lamentablemente los niños de hoy en día (y no tan niños) prefieren una Playstation. Muy Buena.