maeloCinema, blog by Red Stovall

en la oscuridad de una sala de cine nos encontraremos en otros lugares, otras historias, otros sueños...

miércoles, octubre 05, 2005

Robert Rossen y un puñado de ¿cobardes?

"LLEGARON A CORDURA"
El cine de Rossen siempre ha tenido personajes muy ricos moralmente y de una enorme fuerza psicológica.

En 1959 dirigió este western, que supuso una de las últimas apariciones de un ya mayor Gary Cooper, y cuya mayor fuerza reside en unos personajes riquísimos, con todo tipo de matices de personalidad.

Narra, cómo después de un asalto a un fuerte mejicano, un pequño pelotón de soldados deberán trasladar una mujer a la frontera estadounidense, a un lugar llamado Cordura, donde esa mujer será juzgada, y los hombres del pelotón mencionados para la Medalla al Valor por sus actos en el asalto antes citado.

Durante ese viaje irán saliendo rencillas entre todos los personajes y se verá la verdadera naturaleza de algunos.

Dirigida por Rossen con su habitual maestría, la película es toda una lección de definición de personajes y de tempo narrativo, haciendo que el espectador permanezca pegado a la pantalla de principio a fin, e interesadísimo por lo que ocurre, ya que en su segunda mitad sobre todo, el film está planteado casi como un thriller de suspense, en el que la tensión va subiendo y cualquier cosa puede pasar. Además, a ello contribuye el hecho de que casi toda la película son siete personajes en un paisaje casi desértico y angustioso.

La única pega que le pongo es algo que no me esperaba, Gary Cooper está demasiado mayor y cansado para este personaje, se le nota desganado, y eso pesa sobre la película ya que su rol es el eje central y casi la causa de por qué ocurren las cosas. Una pena ver a uno de los grandes en uno de sus más flojos papeles, y es que los años no perdonan.

El resto del reparto, en cambio, está impecable, una Rita Hayworth muy sensual y levantando los más bajos instintos en sus compañeros de viaje; Van Heflin, un actor normalmente mediocre, pero que aquí interpreta un personaje muy jugoso por malsano; Richard Conte, quizás el más perverso de todos, y también sale Tab Hunter, un sexsymbol de la época, en un papel sorprendente.

Si a eso le sumamos el pulso de Rossen, tenemos una envidiable película, de esas que ya no se hacen porque no saben (y van...). Y cómo no, en el único género puramente cinematográfico: el western, el maravilloso western. Muy Buena.