FELICIDADES, CLINT

Hoy cumple 75 años el último clásico que le queda vivo a Hollywood, un absoluto genio del cine, que probablemente esté viviendo en la actualidad el mejor momento de su carrera, ahora que toda la crítica se deshace en elogios hacia él, cosa que me hace gracia, pues algunos lo llevamos defendiendo muchos años, cuando algunas de sus películas, hoy alabadas, eran masacradas por casi todos.
Como director ha demostrado un dominio total del medio, y como actor, pues bueno, no me voy a meter con la ignorancia del que no sepa ver lo excelente actor que es. Sergio Leone decía que le bastaban dos gestos para dibujar a un personaje, y Richard Burton auguró, en el rodaje de EL DESAFÍO DE LAS ÁGUILAS, que se encontraba ante uno de los grandes actores de la Historia y que sería una estrella. No se equivocó. Siempre a contracorriente, una de sus películas es un oasis en medio de un extenso desierto de mediocridad. El día que nos falte, no sé lo que será del séptimo arte. Mientras tanto citaré la frase de una crítica americana cuando se estrenó PODER ABSOLUTO: “El mundo es un lugar mejor en el que vivir gracias a gente como Clint Eastwood”. Estoy totalmente de acuerdo, algunos momentos de su cine me reconfortan el alma, sencillamente me hacen sentirme bien.
A continuación citaré de su filmografía, como actor y como director, aquellas películas que me parecen absolutas obras maestras, con un breve comentario:
LA MUERTE TENIA UNA PRECIO (Sergio Leone, 1965):

Sin duda el mejor de los tres westerns que hizo a las órdenes de Sergio Leone, y la culpable de que yo sea un cinéfilo, cuando mi padre me metió en un cine a verla teniendo yo unos 13 años.
LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE (Johua Logan, 1969): Mi musical favorito, totalmente atípico, donde Eastwood se atrevió a cantar, y no lo hacía mal.
EL SEDUCTOR (Don Siegel, 1970):

Una película muy impactante para la época, y aun hoy resulta fuerte. Un Eastwood enfrentado a un universo femenino verdaderamente aterrador. Geraldine Page impresionante.
ESCALOFRIO EN LA NOCHE (Clint Eastwood, 1971): Su ópera prima, plagiada muchos años después casi plano por plano en la horrenda ATRACCION FATAL. Un ejercicio de suspense increíble, añadiendo su amor por el jazz.
HARRY EL SUCIO (Don Siegel, 1971):

La primera de una saga sobre un personaje inolvidable. De las pocas películas de la Historia que fueron montadas fotograma a fotograma para conseguir el impacto deseado. Mil veces imitada, nunca superada, y nunca lo harán.
EL FUERA DE LA LEY (Clint Eastwood, 1976): Su mejor western, y mi favorito también. Con un tratamiento de personajes muy peculiar, una odisea romántica sobre un personaje (Josey Wales) solitario por las circunstancias. Increíble el indio protagonizado por Chief Dan George.
FUGA DE ALCATRAZ (Don Siegel, 1979):

La última colaboración con su maestro Siegel. La mejor película sobre prisiones. Y el rostro de Eastwood nunca estuvo tan bien usado.
EL AVENTURERO DE MEDIANOCHE (Clint Eastwood, 1982): Una de las películas más tristes de la Historia (como decía Norman Mailer), sobre un cantante country enfermo de bronquios. Atención al momento en el que Eastwood canta acompañado del mítico Marty Robbins (EL ARBOL DEL AHORCADO). Por algo yo uso el pseudónimo que uso.
EN LA CUERDA FLOJA (Richard Tuggle, 1984):

Con una de sus mejores interpretaciones, de una ambigüedad increíble, un verdadero homenaje al cine negro de los años 40, pero en los 80.
EL JINETE PALIDO (Clint Eastwood, 1985): Un western bíblico y una revisitación de RAICES PROFUNDAS.
UN MUNDO PERFECTO (Clint Eastwood, 1993):

La mejor película de la década de los 90, con la mejor interpretación de Kevin Costner, y una media hora final de una dureza impresionante.
LOS PUENTES DE MADISON (Clint Eastwood, 1995): Una historia de amor atemporal (como la película). Bebedora de BREVE ENCUENTRO es una prueba de fuego para aquellos que no acostumbran a llorar en una película. De una fuerza emotiva pocas veces vista en un film. “Los viejos sueños fueron buenos sueños, no se realizaron, pero me alegro de haberlos tenido”.
MYSTIC RIVER (Clint Eastwood, 2003):

Una viaje hacia la amistad y la niñez perdidas, y también la venganza. Con personajes de lo más complejo, tratados con inusitada sutileza y sencillez, y con un reparto increíble de lo bien que están todos.
MILLION DOLLAR BABY (Clint Eastwood, 2004): Merecidísimos Oscars para un verdadero puñetazo en la cara al espectador. Sin ninguna concesión, te desgarra por dentro hasta dejarte ko.
Ahora se prepara para dirigir THE FLAGS OF OUR FATHERS, sobre la batalla de Iwo Jima, y los cuatro soldados americanos que colocaron la bandera americana en un ya famoso momento gracias a una famosa fotografía. Visto lo visto ¿Qué creéis que saldrá de ahí?

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Si en el caso anterior lo tenía bastante difícil, pues superar la película de Hooper era tarea harto imposible, aquí lo tenía muy, pero que muy fácil, pues aquel film de 1979 era flojo y bastante aburrido. ¡PERO NO! han hecho lo imposible, y lo han hecho mal, esta nueva versión es muchísimo peor que la anterior. Protagonizada por otro de esos actores bobos, Ryan Reynolds, la película es un sinsentido y un verdadero coñazo sin lógica ninguna. El sempiterno tema de la casa encantada con fantasmas de víctimas asesinadas en extrañas circunstancias, apareciendo siempre cuando la banda sonora sube de volumen, y moviéndose como si tuvieran un ataque de epilepsia, proporciona al espectador más curtido un enorme bostezo. Y cómo no, hay ecos de EL SEXTO SENTIDO, concretamente una escena totalmente plagiada, la del baño, para ser más exactos. En fín, qué lejos quedan los tiempos de THE HAUNTING de Robert Wise o SUSPENSE de Jack Clayton, verdaderas obras maestras del miedo, pero claro, aquello eran directores. Nota: 2
Con cierto aire de Indiana Jones (a ver cuando se dan cuenta de que Spielberg sólo habrá uno) nos narran mil y una peripecias del tal Pitt y una doctora de la ONU en busca de un tesoro perdido (¡cómo no!) y una solución para una extraña enfermedad que está acabando con la población de cierta parte de Africa. A estos dos les acompaña el mejor amigo del prota, que es un subnormal con cara de idiota que proporciona los supuestos gags cómicos al relato, aburrido y previsible en todos sus aspectos. Y el problema vuelve a estar donde siempre: en el director, Breck Eisner, el cual no dota de personalidad propia, porque evidentemente no sabe, a la película, que de haber tenido otro firmante, otro gallo cantaría. Alguna que otra escena de acción entretenida la salvan de la quema total, vamos que no es ese bodrio que podría ser, pero por poco. Nota:4








